🍃 Mi primera vez

Te la cuento con pelos y señales

¿Recuerdas la tuya?

Yo sí.

Y te la voy a contar.

Además, entrando en pormenores.

Cuando yo empecé con todo esto de la alimentación sana, estaba súper contenta porque me sentaba muy bien.

Fui a una convención a Marbella en un sitio muy healthy, muy bonito.

Estaba con otras personas que no conocía alrededor de una de esas mesas llenas de productos de dieta mediterránea.

Y estaba como muy nerviosa.

Y pensé “necesito azúcar, necesito pan”.

Pero me pillé y me dije “cálmate, Susana. Llevas mucho tiempo sin necesitar pan y azúcar, ¿por qué vas a empezar ahora?”.

La energía del momento, no saber gestionarlo, me llevaba a hacer lo mismo que el resto de personas, que estaban pidiendo tostadas y bollos.

Ahí me paré, respiré.

Me di cuenta de que estaba nerviosa.

En aquel momento el verme, el decir “NO. He decidido que voy a hacer esto y he decidido que voy a seguir sin comer pan, por ejemplo, o sin comer tostadas, y voy a continuar así” fue como una decisión firme.

Esa decisión firme, como que lo cambió todo.

Dejé de estar nerviosa.

Me calmé.

Respiré.

Me tranquilicé.

Y me pedí no me acuerdo qué (eso sí, era algo que entraba dentro de lo que podía tomar).

Ahí fue cuando me di cuenta cómo ese nerviosismo me empujaba a comer cosas porque los demás lo hacían.

Quizá por agradar.

Quizá por envidia.

No sé.

Hay muchas circunstancias que nos mueven a hacer lo que todo el mundo hace.

Pero fue la idea y la sensación de que yo quería ser saludable, que quería conseguir lo que estaba consiguiendo, que no quería tirar al traste todo el trabajo que había hecho semanas antes lo que me llevó a ese punto.

Esa firmeza me tranquilizó, me calmó y me hizo sentir súper, súper guay.

Y así fue mi primera vez.

Hoy lo hago varias veces a diario.

Es fundamental escuchar al cuerpo.

Se puede hacer.

Está al alcance de cualquier persona que se lo proponga y siga unas pautas.

No lo vas a lograr de la noche a la mañana.

Pero con algo de tiempo, el que te costará coger nuevos hábitos saludables, lo lograrás.

Si llevas una vida sedentaria y comes ultraprocesados, escuchar a tu cuerpo es más complejo que volar sin alas.

Sin embargo, a medida que tu cuerpo se va limpiando, tu mente también lo va haciendo.

Se va produciendo una clarificación progresiva de cuerpo, mente y emociones.

Y desde ahí puedes avanzar y llegar hasta donde te propongas.

Pero eso implica dar un primer paso, claro.

Yo ya lo di.

Y te he contado la primera vez que sentí su poderoso efecto.

 

Un abrazo,
Susana Pacheco

PD1: en serio, no soy un ser alado ni tengo súper poderes. Simplemente llevo unos hábitos de vida antiinflamatorios que me permiten sentirme sana, ágil y en paz conmigo misma.

PD2: tú también lo puedes conseguir si te lo propones.

Pulsa el botón de arriba y decide si quieres que te acompañe para que tú también disfrutes de este modo de vida.