🍃 El placer de afrontar la incomodidad

¡Vamos! ¡Una más!

Haz memoria.

¿Cuándo te sientes mejor?

¿Cuando te pones hasta el c*lo de patatas fritas, alcohol, dulces o lo que uses para narcotizante?

¿O cuando has acabado un buen entrenamiento de fuerza o una caminata o has conseguido decir “NO” a una guarrería?

La publicidad y todo el sistema, tal como está montado, nos hacen confundir el placer efímero (comida basura, sexo, series…) con la felicidad.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Felicidad y placer no son lo mismo.

Ni de lejos.

¿Por qué se suicidaron Avicii, Amy Whitehouse, Kurt Cobain o John Belushi?

Porque resulta tenían todo tipo de placeres a mano.

Los habían probado todos.

Y ninguno les llenaba…

Enfrentarte a la incomodidad a diario te hace fuerte.

Y te produce placer.

Al principio será sólo después de lograrlo.

Pero cuanto más te metas en la dinámica, hasta el propio sufrimiento, mientras lo padeces, te producirá placer.

No hablo de masoquismo, ¿ok?

Cuando hablo de sufrimiento, no hablo de pasarlo mal de forma innecesaria por tener hambre o comer hervidos o barritas.

Eso va en un grupo aparte.

En el de tonterías a evitar.

Te hablo del placer de sufrir cuando haces una sentadilla más.

Cuando aprietas un poco más el paso en el último kilómetro.

Cuando ves una tarta Sacher y decides no comerla.

Un abrazo,
Susana Pacheco

PD1: aunque te parezca mentira, cuando te identificas con la persona sana que eres (revisa el mail del lunes), dejas de sufrir al ver una tarta Sacher. Y en el momento de verla y no comerla, te sientes bien.

(Te lo podría explicar, pero jamás lo entenderías. Es algo que es necesario vivirlo para comprenderlo)    

PD2: al principio sufres, claro. Es un proceso. Lo inicias en 1 segundo, pulsando el botón de arriba.     

Y lo agradeces el resto de tu vida.